domingo, 23 de agosto de 2009

HISTORIA DE UNA LEYENDA

JESÚS ABREGO NARVARTE (EL MAGO DEL REMONTE)



PAMPLONA 1 DE DICIEMBRE DE 1924



Jesús Abrego Narvarte, nació en Arroniz-Navarra el 7 de marzo de 1910. Abrego el Emperador. el "mago de Arroniz", el "Caballero de la kantxa"

Jesús Abrego el "Rey del Remonte" el pelotari que marcó una época en la historia del remonte. Antes de Abrego; en el tiempo de Abrego, a partir de Abrego, a él le corresponde el mérito de haber impartido un toque de elegancía, de finura y de presencia estética en un deporte recio y violento como es el de la pelota en cualquiera de sus especialidades.

debutó como profesional en el frontón Pamplonés Euskal-Jai el uno de diciembre del año 1924, a la edad de (14 años).

Cuando Jesús apareció en la kantxa, aquel mozo callado, moreno y vivaracho, cuya cesta abultaba casi tanto como él, el público no pudo menos que manifestar su asombro.

Un gran aficonado al remonte el pintor Eremtxu que presenció este primer partido de Abrego I, lo ha solido comentar.

Que nadie piense que Jesús Abrego encontró expédito el camino del éxito sino todo lo contrario.

Llegó al mundo de los frontones en una época extremadamente dificil en la que campaba por sus respetos un coloso llamado Joshé Irigoyen el (León Navarro)

Desde que desapareció de las kantxas el gran Inadalecio Sarasketa (Txikito de Eibar) el deporte de la cesta no había conocido "Campeón más indiscutible"

que el (León Navarro) natural de Bera del Bidasoa, y poseedor de una musculatura de acero. Sus fotografias son repruducidas por periódicos y revistas de todo el país.

El frontón descubierto de verano el "Jai-Alai" del barrio de Ategorrieta de San Sebastián, precioso recinto al aire libre, fué uno de los escenarios de sus grandes triunfos.

Muchos de sus tantos hacen que la kantxa se cubra de duros de plata, se dice que con sus escalofriantes pelotazos ha destrozado la muñeca o ha frenado el poderio de Berolegi de Arzamendi, de Salsamendi (El tigre de Orio) o de Abarrategi y de otrosa grandes del remonte.



El primer enfrentamiento entre Abrego e Irigoyen va a tener lugar en el año 1926 en ese primer encuentro Jesús Abrego juega acompañado por el Pamplonés Miguel Guelbenzu, e Irigoyen lleva de compañero a su hermano Bernardo (el futuro mago del Remonte" cuenta entonces con (16 años) y el (León Navarro) con (32 años).

Edad que todavía le permite seguir manteniendo la hegemonía absoluta en el mundo del remonte.



Pero la diferencia de edades resulta una futesa comparada con la que ofrecen sus respectivas anatomías.Es como si fueran a enfrentarse David contra Goliat.

Aquel primer encuentro lo gana facil Joshé Irigoyen, pero no transcurriría mucho tiempo sin que el "Ciclope de Bera" haga su famosa predicción: Andan diciendo por haí que le voy a estropear a este !El sí que me va a estropear a mi.

Efectivamente poco tiempo después Jesús Abrego se proclamaría Rey indiscutible del remonte reinado que por cierto, iba a prolongarse durante (27 años) y si no duró más fue porque una lesión de las llamadas irreversibles lo impidió; truncando la carrera deportiva de la figura más espledorosa que haya conocido la pelota-vasca, a lo largo se su historia.

Durante este dilatado lapso de (27 años) Jesús Abrego evidenció poseer una categoría realmente excepcional.

De los grandes remontistas de entonces a él había el había un abismo.

Ello le obligaba a enfrentarse una tarde y otra, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, contra los poderosos trios integrados por los mejores pelotaris del cuadro.

En los frontones donde actuaba el fenómeno de Arróniz era preciso contratar, asimismo para darle réplica, a la élite del remonte , llevando Abrego siempre como conpañero a alguno de los zagueros más modestos del cuadro.

Naturalmente siempre quedaron personas de edad que sostenían que Joshé Irigoyen había sido el mejor y que cuando fue destronado por jesús Abrego estaba ya en la decadencia.

Los que defendian la supremacia de Joshé Irigoyen decian: a ese le hubiera destrozado la muñeca como hizo con todos los demás, esa era la eterna canción de las comparaciones imposibles de su comprobación tanto en épocas pasadas o próximas.

Pero quien ha visto jugar al gran Abrego en sus mejores momentos, no albergará ninguna duda sobre quien ha sido el mejor remontista de todos los tiempos.

Una de las caracteristicas de Jesús Abrego consistía en que era distinto, empezando por su aspecto fisico que contrastaba con el de sus compañeros, generalmente mucho más corpulentos y de aire más atlético.

tenía además un porte de distinguido; elegante de un "Gentleman" un tanto insólito en un deporte que ha requerido siempre de hombres rudos y fornidos.

Pero todo eso no era sino pura apariencia, dado que en la realidad la pelota salia de su cesta como un exalación y llevaba una violencia muy superior a la de los demás pelotaris.

En mi opinión y al margen del nervio y de las esplendidas facultades que poseía Jesús Abrego, el quid estaba en su perfecto, en su cientifico enceste, todos sabemos que es dificil hallar la unanimidad, sin embargo, cuantos tuvieron la suerte de presenciar las actuaciones del "Mago del remonte", coinciden en afirmar que el sonido que emitía la pelota al salir de su cesta era también diferente a todos los demás remontistas.

Pero es que no se trataba sólo de su pegada era la belleza de su juego, su sabio caminar por la kantxa, era su admirable colocación para restar la pelota; para apoyar al compañero o para rematar el tanto y todo con aquella difícil facilidad que le caracterizaba.De Jesús Abrego, cabría decir que convirtió un deporte en ciencia y este en un arte; quiero decir que aparte de ganar o peredr los partidos en los que participaba, desarrollaba un juego atráctivo, espactacular, admirable, era muy frecuente leer en los periódicos a la mañana siguiente de un partido en el que había tomado parte Jesús Abrego que el mejor pelotari sobre la kantxa había sido su compañero.

Y en esto consistía precisamente otro de los grandes méritos del "Mago de Arroniz". Que ayudaba de tal manera a su zaguero bajando a los cuadros traseros incluso para restar rebotes que no le correspondian, sí veia que eran de dificil devolución de esa forma su compañero sólo tenía que atender a esas pelotas que en el "argot" de los aficionados se les llama "a huevo" y naturalmente el zaguero se lucia.



articulo de mi libro (historia de una leyenda)



Javier Albisu Pérez



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